Es totalmente falso que los dientes de los niños provisionales, como van a ser reemplazados no necesitan cuidados. Es muy importante y necesario llevar a los niños al dentista para que le revisen sus dientes desde que son muy pequeños ya que cada niño tiene un ritmo de crecimiento distinto, un desarrollo diferente en el que pueden haber anomalías que hay que atajar cuanto antes.
Los niños necesitan diferentes alimentos en sus diferentes etapas, que en un primer momento pasan por la boca, por ello esta debe estar limpia de gérmenes y bacterias. Es fundamental también que las piezas dentales estén bien para que cuando empiezan a masticar lo hagan bien. Debemos saber que los dientes de leche guardan el espacio de los dientes definitivos, así que es importante mantenerlos hasta que sean sustituidos.
El dentista nos dará las pautas correctas para una buena higiene bucodental, por eso es importante acudir a él. Además el niño le dará más importancia si el doctor se lo enseña directamente.
Entre los riesgos de no llevar al niño al dentista, está el que tengamos caries en un diente de leche, esta se desarrolla muy rápido, puede afectar a la pulpa dental y puede contaminar al diente definitivo que aunque no lo vemos se está desarrollando. Hay que mantener sanas las encías y todos los rincones de la boca.
A continuación haremos una serie de preguntas que seguramente todos los que tenemos niños nos hacemos y a través de ellas intentaremos dar respuesta para una correcta higiene bucodental del niño.
Ya desde el nacimiento, los dientes del bebé (presentes desde el cuarto mes de gestación) se forman en los maxilares. Por tanto, los 20 dientes primarios, llamados también dientes de leche, ya están preparados para la erupción, que comenzará a los seis meses con los incisivos inferiores, pero no debe preocuparnos si tardan más. A los tres años, sí que los veinte dientes de leche deben haber salido.
Se debe comenzar a cepillar los dientes del niño desde que le salen. Se deben usar dentífricos con concentraciones de flúor adaptados a la edad del niño y cepillarse los dientes con suavidad. El mejor sistema para animarle a cepillarse los dientes es que nosotros mismos le sirvamos de modelo. Muchos padres se cepillan los dientes con sus hijos, convirtiéndolo en un momento divertido de la jornada.
Desde que le sale el primer diente al niño, hay que empezar a cuidarle los dientes cada día para evitar el desarrollo de caries. Asegurar una limpieza regular de los dientes del bebé le enseña desde pequeño unos buenos hábitos de higiene para toda la vida y evita caries, infecciones e incluso posibles complicaciones en los dientes permanentes.
Para motivar al niño a cepillarse los dientes, debemos utilizar un dentífrico con flúor (de 500 ppm para niños hasta seis años, y de 1500 ppm de seis a doce años) con sabor agradable que convierta el cepillado en una experiencia más divertida, asegurándonos de que escupe el dentífrico después del cepillado.
El cepillado dos veces al día, mañana y noche, ayuda a fortalecer los dientes del niño y a eliminar los depósitos sobre los dientes, la llamada placa dental.
En niños menores de tres años debemos usar una cantidad de dentífrico similar a un grano de arroz. En niños más mayores se puede usar una cantidad similar a un guisante. Todo ello siempre con dentífricos con fórmulas de flúor adaptadas a su edad.
Existen cepillos de dientes diseñados especialmente para motivar al niño y adaptarse al tamaño y a la forma de su boca y sus manos: un mango más ancho, unos filamentos (cerdas) suaves y redondeados, un cabezal de menor tamaño, colores chillones y formas divertidas.
Los cepillos eléctricos infantiles agilizan y mejoran la eliminación mecánica de la placa bacteriana. La novedad, la simplicidad de su manejo y su mayor eficacia ayudan a los padres a motivar a los niños.
Lo que se llama el método CROS:
Cepillar arriba y abajo por separado, con un movimiento
Rotativo para cepillar dientes y masajear las encías.
Oblícuo, inclinando el cepillo 45° encima de la encía para no dañarla, y
Seguir un trayecto para ir pasando por todos los dientes sin olvidar la parte superior.
Se recomienda cepillarse los dientes después de cada comida durante dos, tres minutos. Debemos prestar atención a los dientes posteriores de la boca, que pueden acumular más placa que los otros.
Desde su primer año de vida, los niños deben ir al dentista. Escoja un dentista al que conozca y en el que tenga confianza. La primera visita al dentista debe ser percibida por el niño como una experiencia agradable, de lo contrario el niño tendrá miedo en las futuras visitas.
Debemos convertir la primera visita del niño al dentista en algo lúdico y pedagógico. Antes de acudir, podemos contarle que van a ver a alguien que le mirará los dientes, los contará y se los limpiará. Puede enseñarle fotos de dentistas e incluso jugar con él a dentistas, ya que existen juegos para ello con multitud de piezas con las que divertirse.
Tome como hábito llevar al niño al dentista cada año para realizar una visita de control. Los niños menores de tres años entran normalmente acompañados e incluso se sientan en los brazos del acompañante. A medida que los niños crecen, les gusta ‘ser mayores’ y quieren sentarse solos en la silla y mandan a su acompañante a la sala de espera.
También puede llevarse al niño con usted cuando acuda al dentista para que se acostumbre al personal y al gabinete odontológico.
Se recomienda llevar al niño a la clínica dental al erupcionar el primer diente y después regularmente según lo indique el profesional dental, que suele ser cada seis meses a partir de los tres años.
En cada visita el dentista examinará la boca del niño para detectar los primeros síntomas de caries y otros posibles problemas. El profesional le aconsejará para que el niño crezca sin caries.
No olvidemos que lo más bonito que hay es la sonrisa de un niño.
Una sonrisa por supuesto sana.
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