¿Qué es el bruxismo? De entrada diremos que puede darse en adultos y en niños y tanto de día como de noche. Existen dos tipos: céntrico (cuando apretamos) y excéntrico (cuando frotamos).
Al contrario que el bruxismo diurno que puede ser consciente o inconsciente, el bruxismo nocturno siempre es inconsciente y sucede normalmente en los primeros momentos del sueño y cesa cuando éste es más profundo. Se produce al contraer de forma rítmica, repetitiva y violenta los músculos de masticación, dando como resultado un rechinamiento perceptible que es imposible de reproducir si estás despierto.
Las fuerzas que liberan el bruxismo no sólo afectan a las articulaciones maxilares, también sobrecargan y dañan los músculos de masticación y los propios dientes. Además, puede provocar tensiones en la zona de la cabeza y el cuello así como dolor de cabeza y cara. También puede causar problemas de la articulación temporomandibular (ATM).
Partiendo de que cada persona es diferente, nombramos algunos de los síntomas que el bruxismo abarca:
La musculatura de masticación puede aumentar considerablemente debido a la elevada sobrecarga que el bruxismo conlleva, formando dolorosos endurecimientos. También puede provocar dificultades al abrir la boca la sobrecarga prolongada de las articulaciones maxilares, percibiendo como un crujido al abrir la boca por esa alteración de la articulación maxilar, que podría hasta desplazarse dificultando la abertura de la boca.
El tratamiento recomendado por los especialistas para el bruxismo consiste una férula de descarga o miorelajante, ya que el tratamiento está relacionado con el riesgo de lesión dentaria y su posible afectación muscular, impidiendo con ella una lesión permanente y la afectación de los dientes. A veces incluso es necesario realizar un tallado selectivo de los dientes en casos graves. También existen unos ejercicios fisioterapéuticos que ayudan a relajar la musculatura de masticación.
Cuando el bruxismo se produce por desencadenantes psíquicos graves, es más difícil de contrarestar ya que el paciente está sometido a situaciones de estrés constantes, por lo que además debería someterse a un tratamiento psicológico, ya que las medidas odontológicas pueden prevenir los daños pero no combaten la causa.
Si se trata de estrés puntual se debe de aprender a gestionarlo. Para ello existen técnicas de relajación como el yoga, el Tai-Chi… que permiten afrontar el estrés diario de forma más tranquila ayudando a reducir la intensidad del bruxismo.
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